
Ella es amiga de un pordiosero, y toma anfetas cuando está mal. Si su vida es un triste agujero, cuál es la culpa que debe pagar.
Nadie le dijo que venia primero ni a qué teléfono contestar. Gente sucia encontró en su ruta, y a hierro y fuego comenzó a jugar.
La calle es su lugar ella sabe bien. No va a volver atrás, ni por uno, ni por veinte, ni por cien.
No, no me hablen del camino del Diablo, ni da la búsqueda del placer. Ella lucha por su dinero, vende su tiempo sin mirar a quien…
Ana puede ser feliz igual.